En los casos de hipotecas variables, el banco nos cobra un interés compuesto por dos
elementos: el interés de referencia (por ejemplo el famoso EURIBOR) y que puede ir
variando, y el porcentaje fijo que es el margen de ganancia que añade el banco. Así, el
interés final es la suma de ambos elementos: interés variable (Euribor) más porcentaje fijo.