Un préstamo hipotecario con un tipo de interés fijo, significa que el tipo se mantiene
constante a lo largo de la vida del contrato, y por tanto la cuota a pagar también será la
misma durante toda la vida del préstamo.
En cambio una hipoteca con un tipo de interés variable significa que el tipo de interés
puede ir cambiando en función de cómo evolucione un tipo de interés que se toma de
referencia, y la cuota a pagar cambiará también en base a ese tipo que se marque cada
vez que varíe (semestral, anual, etc.)
¿Sabías que…?
La hipoteca con el tipo de interés fijo no tiene incertidumbre (no hay riesgo de subida),
por lo que el tipo de interés suele ser superior al inicio al de un préstamo con un tipo
variable.
Desde principios del presente siglo en España la mayoría de la gente prefería pedir
la hipoteca con el sistema variable, ya que los intereses aunque podían cambiar,
eran mucho menores que los fijos.